martes, 29 de marzo de 2011

UNA HISTORIA SOCIAL CON POLÍTICA INCLUIDA

Review/Reseña del profesor Patricio Herrera González
REVISTA A CONTRACORRIENTE, VOL. 2, Nº7, Winter 2010

Juan Carlos Yáñez Andrade. La intervención social en Chile, 1907-1932.
Santiago de Chile: Ril Editores y PEDCH de la Universidad de Los
Lagos, 2008.



El historiador Juan Carlos Yáñez, una vez más, nos entrega en este libro sugerentes y agudas reflexiones sobre los itinerarios recorridos en Chile tendientes a la institucionalización, en un marco político-social y jurídico no exento de conflictos, de las relaciones capital-trabajo durante las primeras décadas del siglo XX. Este libro posee una base documental heterogénea y numerosa, que da rigor a su investigación. Además, el autor tiene la virtud de seguir pensando los problemas históricos a partir de categorías de análisis que, en este caso, nos ayudan a identificar los rasgos definitorios de la naciente sociedad salarial.
      Hace justo una década el autor presentaba su examen de grado de Maestría en Historia en la Universidad de Santiago de Chile. En esa oportunidad defendía su investigación, Estado, consenso y crisis social. El espacio público en Chile: 1900-1920, publicada bajo el mismo título por el Centro de Investigaciones Diego Barros Arana en el año 2003. A partir de ese primer trabajo Yáñez ha realizado una investigación sistemática sobre la “cuestión social”, las relaciones socio-laborales, y las acciones políticas —de parlamentarios, funcionarios del Estado y agrupaciones obreras— en la búsqueda de una solución a la crispación social de una parte significativa de los trabajadores asalariados, publicando en la última década importantes artículos en prestigiosas revistas chilenas de historia, ciencias sociales e historia del derecho. Su principal aporte historiográfico en estos años ha sido (re)pensar el rol del Estado y su apoyo a una agenda legislativa sociolaboral, demandada por la clase trabajadora e impulsada por una clase política—minoritaria—muy activa intelectualmente y convencida que la represión hacia los trabajadores y sus movilizaciones era una solución inapropiada, sólo concebible como herencia de un orden político tradicional, frente a un conflicto de clase que era –inevitablemente– moderno.



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