martes, 12 de abril de 2011

Segundo Congreso Latinoamericano de Historia Económica


Ciudad de México, 3-5 febrero 2010.


LAS BOLSAS DE TRABAJO: MODERNIZACIÓN Y CONTROL DEL MERCADO LABORAL EN CHILE (1900-1932).



Juan Carlos Yáñez Andrade[1]


Introducción


Es común pensar la formación de una mano de obra asalariada como la consecuencia automática del proceso de industrialización. En este sentido es interesante poner en perspectiva la formación de una clase proletaria, especialmente en países como Chile, en donde la industrialización fue más tardía que en Europa, respondió a distintos ritmos de acuerdo a las zonas geográficas y se apoyó en un área clave del modelo exportador primario, como fue la minería.
         Diversos estudios han demostrado que la formación de una sociedad salarial no va acompañada de manera directa con el desarrollo del capitalismo ni con la revolución industrial[2]. Esto puede explicar la emergencia de un discurso empresarial que denunció la falta de mano de obra, la reticencia de los sectores populares a presentar conductas proclives a la sujeción laboral y el ánimo de vagancia que muchos de estos grupos presentaban.
      Quizás lo anterior también pueda ayudar a entender la siguiente paradoja: que el control de la mano de obra en la primera etapa de la industrialización estuviera asociado a la precarización del trabajo más que a su consolidación. En un comienzo los mecanismos de control laboral estuvieron garantizados por el dominio patronal en el ámbito temporal y físico, a través de la instauración de la “libreta obrera” y los reglamentos de la usina. Chile no estuvo ajeno a esos mecanismos de disciplinamiento[3]. El objetivo de estas medidas apuntaban al control de la mano de obra y su explotación intensiva, pero en un contexto que no suponía una relación laboral moderna, mediatizada, por ejemplo, por un contrato de trabajo. Las relaciones laborales estaban reguladas por el Código Civil, a través de la noción de “Contrato de servicio”. Las primeras leyes sociales en Chile que buscaron regular las condiciones de trabajo datan de 1907 y solo se consolidarán hacia la década de 1920[4].
        Ahora, ¿cuáles fueron los factores institucionales que posibilitaron la modernización del mercado laboral y permitieron el surgimiento de nuevas modalidades de control de la mano de obra? Es el aspecto central que quisiéramos discutir en esta presentación.
        Nuestro marco histórico lo hemos situado en pleno contexto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), porque fue responsable del cierre de numerosas oficinas salitreras, lo que obligó a la Oficina del Trabajo a crear un Servicio de Colocaciones, mejor conocido como Bolsa de Trabajo, con el fin de actuar de puente entre aquellos miles de cesantes que buscaban empleo y aquellos que lo ofrecían. 
          Nuestra presentación la organizamos en tres momentos. En un primer punto contextualizaremos la crisis salitrera y los efectos sociales que produjo, para luego reseñar el surgimiento de la Bolsa del Trabajo del Estado, de algunos gremios de  trabajadores y del empresariado. En este punto pondremos en relieve las coincidencias que tuvieron estos distintos sectores en la promoción de las Bolsas de Trabajo y de una serie de valores que permitían diferenciar al buen del mal cesante. Por último, entregaremos unas conclusiones destacando el rol que tuvieron estas Bolsas en organizar y controlar el mercado laboral, enfrentando con técnicas nuevas el fenómeno del desempleo.
       
                  


[1] Becario CONICYT-Chile. Programa de Doctorado en Historia, Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de Paris (EHESS).
[2] Por ejemplo la tesis de Robert Castel supone pensar que la sociedad salarial surge cuando se concibe el trabajo como la única propiedad del proletariado, medio de integración social (estatus) y forma de reconocimiento de derechos, Les Métamorphoses de la question sociale, Paris, Fayard, 1995. Edward P. Thompson en cierta medida hace una lectura similar, cuando señala que la formación de la clase obrera se explica más bien por la historia política y cultural, que por la económica, agregando que el proletariado no nace por generación espontánea a partir del sistema fabril. La formation de la classe ouvrière anglaise, Paris, Gallimard, 1988, p. 174.
[3] Ver, María Angélica Illanes, “Azote, salario y ley. Disciplinamiento de la mano de obra en la minería de Atacama (1817-1850), Proposiciones, Nº19, Santiago, 1990; Juan Carlos Yáñez, “La industria cervecera y la organización del trabajo. El caso de los reglamentos de industria”, en Juan Carlos Yáñez (Editor), Alcohol y trabajo. El alcohol y la formación de las identidades laborales en Chile. Siglo XIX y XX, Osorno, Pedch, 2008.
[4] La primera ley de descanso dominical data de 1907 y la legislación sobre contrato y jornada de trabajo es de 1924.


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