RESEÑA DEL LIBRO
Los pobres están invitados a la mesa. La alimentación popular en Chile, 1930-1950
Reseña de Andrés Rojas
RESEÑA DEL LIBRO
Los pobres están invitados a la mesa. La alimentación popular en Chile, 1930-1950
Reseña de Andrés Rojas
COLUMNA:
Gabriel Salazar y la obra Labradores, peones y
proletarios.
A 40 años de su publicación.
La dimensión internacional de un quehacer
intelectual
¿por qué
las elites globalizadas y agencias internacionales estuvieron interesadas en
financiar, durante los años 1980 y 1990, el proyecto de Nueva Historia Social
que Gabriel Salazar lideraba?
El caos mundial, la compra de la casa de
Salvador Allende y las derivas populistas
“El Estado
Constitucional de Derecho es la condición institucional que permite a todos
vivir en paz, porque en él el goce de los derechos no pende del arbitrio de un individuo
o de una facción, sino que está garantizado por normas abstractas y generales,
lo que se perfecciona cuando se funda en la democracia. Si en una república
democrática, como es la nuestra (artículo 4°), la soberanía reside en el
pueblo, éste se expresa directamente a través del poder constituyente y se
objetiva jurídicamente en la Constitución, la cual no es una simple carta
política, sino que la ley superior del ordenamiento jurídico que define el
sistema de fuentes del derecho y, además, tiene fuerza normativa directa. Así,
todos los órganos del Estado y sus titulares son poderes constituidos y
sometidos, por lo tanto, a la Constitución” (Tribunal Constitucional, 10 de
abril 2025).
Un
Ceo del banco JP Morgan señaló, a propósito de la guerra arancelaria iniciada
por Donald Trump, que el mundo vive el entorno más peligroso desde la Segunda
Guerra Mundial. Sin embargo, hay que matizar esa declaración: ese entorno
peligro tuvo sus orígenes en la década de 1930, al menos una década antes de la
invasión alemana a Polonia en 1939. Cuando los partidos políticos se ven como
corruptos, la democracia como incapaz
de enfrentar el crimen organizado y el Estado como un botín, las personas
empiezan a mirar salidas autoritarias que restablezcan, de algún modo, cierto
orden perdido. Fenómenos como el ascenso de Hitler en la Alemania de los años
1930 o salidas populistas actuales como la de Bukele en el Salvador o del mismo
Donald Trump en los Estados Unidos, parecen dar respuesta al votante que ve en
estos liderazgos una salida a la crisis que experimenta.
En el
presente parece que ya no se trata de luchar por la democracia a secas, vacía
de contenido, sino que, por el contrario, los ciudadanos comienzan a
preguntarse qué democracia se debe apoyar y promover en este nuevo entorno
peligroso. Lo preocupante, más allá de las derivas populistas o autoritarias,
es que las autoridades –presidenciales, parlamentarias o de instituciones
públicas– construyan espacios de poder inmunes a la crítica ciudadana, espacios
que alienten ejercicios antidemocráticos, de violación a la Constitución de la
República o directamente de corrupción. No cuestionar el poder,
por conveniencia o miedo, es ser cómplice de las consecuencias dañinas que su
ejercicio puede acarrear.
El caso de la compra de
la casa del Presidente Salvador Allende, así como el conjunto de
desprolijidades que han salido a la luz pública y que llevaron a la destitución
de la Senadora Isabel Allende por el Tribunal Constitucional debe ser un
llamado de atención a que el trabajo mal hecho, la falta de controles a la
función pública, el dejar hacer, la flojera intelectual, una cadena de errores
de los cortesanos de turno, significó el fin de la carrera política de una
senadora de la República. Pero el aprendizaje de fondo es que, si no hay medidas ni contrapesos y somos
condescendientes con el poder, el daño que se le puede hacer a la
democracia será irreversible.
El
que una serie de asesores de alto nivel no hayan rechazado la compra de la casa
de Salvador Allende sólo se explica por la banalidad con la que
asumieron sus responsabilidades públicas. En orden de magnitud un horror
administrativo no se compara con los horrores de una dictadura –la “banalidad
del mal” según Hannah Arendt–, pero la suma de estos errores o la intención
tozuda de llevar hasta las últimas consecuencias las convicciones propias, como
era transformar la casa de Salvador Allende en un museo, puede llevar a que la
población se harte de la política y de los políticos y opte por salidas populistas.
Que
esto sea una lección para entender que los peligros para la democracia no solo
nacen de los populistas de turno, sino de funcionarios públicos que abusen del
ejercicio de su autoridad y pretendan salir impunes.
Tal
como señaló el fallo del Tribunal Constitucional, con fecha 10 de abril de
2025:
“Existe,
en consecuencia, una íntima vinculación entre democracia y Estado
Constitucional”
INFORME FISCALÍA NACIONAL ECONÓMICA
Estudio sobre el mercado del hospedaje
El año 2024 La Fiscalía Nacional económica investigó el mercado del hospedaje en Chile, revisando la dinámica competitiva del sector en los últimos años. Para dar contexto histórico a la industria, utilizó nuestros trabajos sobre la industria turística y el empresariado hotelero (Ver en especial Sección Antecedentes, letra B Historia del mercado del hospedaje en Chile)
PRESENTACIÓN DEL LIBRO
LA REVOLUCIÓN DE LAS IDEAS SOCIALES EN CHILE, 1907-1948 (RIL EDITORES, 2024)
Agradecer a la Universidad San Sebastián, en la persona del decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, porque se está apostando a una formación de alto nivel en Historia, tanto en su formación de pregrado, como postgrado. También, agradecer a Santiago Aránguiz, que como director del Instituto de Historia organizó este evento. En especial nuestros agradecimientos a los historiadores Ana María Stuven y Joaquín Fermandois por leer y comentar el libro.
Por qué es importante este libro,
porque desde hace 75 años que nos han convencido de que solo se puede hacer
historia social de Chile, del siglo XIX y especialmente del siglo XX, desde dos
paradigmas: el paradigma marxista, que se instala en nuestra historiografía a
mediados del siglo XX y que dura simbólicamente hasta 1973; y, en segundo
lugar, desde el paradigma Neomarxista o Nueva Historia Social y que surge
emblemáticamente con el libro del historiador Gabriel Salazar Labradores,
peones y proletarios de 1985, el cual tiene como objetivo reconstruir el
derrotero histórico de la formación del proletariado chileno.
Pareciera, entonces, que no se puede
hacer historia social fuera de esos dos marcos ideológicos e interpretativos, y
todos los que intentamos hacer una historia social del siglo XX fuera de esos
marcos, al menos hace más de 25 años, nos dicen que no es
historia social lo que hacemos, sometiéndonos a una explícita marginación.
Qué nos propone este libro. Rescatamos una serie de intelectuales que pensaron Chile y enfrentaron una profunda cuestión social a comienzos del siglo XX, que pensaron el país y abordaron los problemas sociales, no alejados de un marco ideológico, pero mirando de frente la realidad y ofreciendo propuestas razonadas y realistas para enfrentar la crisis, cuyo modelo institucional duró hasta el año 1973. De esta forma, este libro demuestra, a través del rescate de una serie de intelectuales provenientes de distintas vertientes ideológicas, así como del estudio crítico que ofrecemos, que se puede hacer historia social fuera de esos dos marcos interpretativos antes señalados, destacando pensadores que dieron sus propias batallas antes de la generación marxista de mediados de la década de 1950.
Pero no nos quedamos en un diagnóstico crítico, también proponemos una historia social renovadora, que ofrezca una visión integral y no excluyente ni identitaria de lo que es Chile. Una historia social renovadora que se expresa en el siguiente desiderátum, manifestado en forma de decálogo:
1°Una historia social que ofrezca una visión comprensiva e integral de los procesos, que abra perspectiva y no las cierre.
2° Una historia social sin exclusiones, donde no haya buenos y malos.
3°Una historia social no esencialista ni identitaria.
4° Una historia social honesta intelectualmente, que no sea sesgada, que tenga compromiso con la verdad.
5° Una historia social que sea rigurosa con las fuentes.
6°Una historia social que integre al Estado, porque el Estado no es solo destructor del tejido social, también es constructor.
7°Una historia social que integre a los empresarios o clases medias como objeto de estudio.
8° Una historia social que integre la política, pero no solo la política partidista, sino también la política pública y la política social.
9° Una historia social que piense a los trabajadores, al menos por un momento, independiente de su adscripción ideológica.
10. Una historia social que no tenga una agenda política, al menos no una agenda política partidista.
(Comentario Juan Carlos Yáñez Andrade)